El mundo entero era un manto de sombras. Y en la oscuridad, la luz. No había luna, no había estrellas. El cielo perdido, como así también la tierra. Era clarificadora y cierta. Era la noche perfecta. Así es el comienzo que sirve como metáfora a una historia que nos transporta a un mundo incógnito, exótico y, a la vez, extrañamente cercano. El protagonista, como nosotros, parte de la oscuridad, de la ignorancia, en un último encargo que supuestamente ha de poner fin a la guerra, pero un evento inesperado lo cambiará todo y dejará entrever algo mucho más grande. En un mundo nacido de los colores, donde la luz daña y donde se veneran los vestigios del pasado, Hispano es un guerrero erudito, un estratega filósofo, un asesino sensible, una contradicción. Es consciente de que en su búsqueda de respuestas la única que tendrá segura es la muerte y, quizás, el amor. Su eterna curiosidad le hará descubrir amistad y traición, caminos ocultos, ciudades imposibles, culturas fascinantes, idiomas liberadores, reliquias olvidadas y quién sabe si la verdadera historia del mundo o de la propia existencia. Tenido por mito, héroe o espectro será recordado de muy diversas maneras: el Fantasma púrpura, el Caballero de la lágrima, el Baluarte de Remordian pero nunca dejó ser un hombre y su nombre fue siempre uno solo, Hispano de Oxalis.
